"¡Vaya día me espera!, encerrada a la luz de una vela, escuchando un fuerte viento en la calle y, por si fuera poco, con el dedo roto.Miro arriba y solo veo una grieta en el techo, y me imagino la cantidad de consecuencias que podría tener… desde el simple hecho de hacer volar mi imaginación hasta dejarme sepultada una temporada. Quién sabe hasta qué punto una simple grieta podría repercutir en mi vida. ¿No crees? Pero, ignorémosla, quizás sea cuestión de tiempo el que alguien decida arreglarla.
De fondo escucho gente hablando, ¿qué dirán? Prefiero no saberlo. Veo a veces una luz, como si de una linterna se tratase, pasar por el cristal de mi cuarto, y a la vez que la luz escucho pasos: pom, pom, pom, pom, que se acercan y alejan acompañados de nuevo con una vocecilla… También escucho otro tipo de pasos pim pim, pim pim. Supongo que serán las perras, que estarán algo intranquilas con el ruido de la calle. Ellas parecen estar asustadas, incluso a veces creo que lloran, aunque eso también puede ser imaginación mía…
A veces algo golpea mi ventana, desde una simple ráfaga que arrastra viento hasta piedras que podrían terminar rompiendo el cristal. A cada ráfaga se cuela un poquito de ese aire frío por mi ventana, que pasa a través de ella a pesar de estar cerrada. Además, ese aire hace que el fuego de la vela se mueva de un lado para otro. Y me pregunto una y otra vez ¿Se apagará?
Cada vez hace más frío, y me entretengo en abrir mi boca en forma de “O” y echar aire caliente, parezco echar humo. Una buena forma de divertirme, aunque no hay nada mejor que acompañarme de mis palabras, mis letras… mi forma de desahogarme. Quizás la única cosas que nadie puede quitarme. Escribirle al vacío me tranquiliza, es el único que no podrá defraudarme. Guarda mis secretos como nadie, y tiene la paciencia de escucharme: quizás más que yo misma.Sí, así vengo a escribirte, y así me voy."
27-2-2010, 20.30. Un día sin luz y con mucho viento en la calle.