Esta creo que ha sido la Navidad más deprimente de mi vida.
Le ha faltado la magia, la alegría, la unidad. Ha faltado gente, mucha gente, y cariño a montones. Me han faltado ver esos ojos azules de mis abuelos, iluminados de la alegría de vernos a todos juntos; y han sobrado los ojos tristes de mi abuela al ver todos los que faltan. Cada uno de los momentos ha tenido un sabor agridulce, aunque se haya escondido entre sonrisas entrecortadas.
Sería capaz de describir lo que cada una de las sonrisas que he visto estos días esconden, pero prefiero no pensarlo para negarme a mí misma que todo va mal.
Falta amor, falta cariño, falta magia, falta unidad.
Nunca entendí eso de "yo ya no creo en la Navidad", pero ahora empiezo a pensar que es posible hacerlo. Aún así, hay que saber sacarle jugo a todo, lo mejor y por eso soy capaz de decir "te quiero" y dar besos y abrazos a todo el que me lo pida, aunque no sea directamente.
El otro día una amiga me dijo "Cristina, últimamente estás tú muy cariñosa. Lo mejor es que no sé cómo lo haces, pero siempre me das un abrazo cuando más lo necesito". Sí, creo que después de 8 años contigo, y dos de ellos compartiendo piso, son suficientes como para que esos ojitos azules me digan que me necesitas. Y me encanta saber que tú también ves en los míos lo que necesito yo. Aunque hay más ojitos azules por ahí que me sacan sonrisas a diario, todo hay que decirlo =)
Pero es que, vosotros, blogueros, también me hacéis un poquito más feliz con vuestros comentarios. Nunca pensé que esos abrazos y ese apoyo que me mandáis a menudo serviría para tanto. Pero ahora que sé lo que vale, espero no perder nunca las ganas de escribir aquí ni de leeros.
Así que nada, entre tanto sentimentalismo navideño... Feliz Año a todos, un besazo y un abrazo todavía mayor.